martes, 15 de noviembre de 2011

El inicio de todo







Todo empezó con un comentario, y la manía que me entra de ponerme a filosofar cuando me he tomado dos copas, eso y estar en aquel bar rodeada de una nueva denominación de lo que se puede llamar "modernos" me hizo pensar.
Parte de culpa la tiene fresita, que le gusta mucho bromear y tiene la buena o mala costumbre de seguirme el rollo, o más bien darme coba, además de reírse como nadie de las situaciones más absurdas.
Vivimos una época de cambios, de novedades, las nuevas tecnologías acaparan nuestra vida, aunque siempre miramos con nostalgia al pasado, por eso sigue triunfando Cuéntame, donde todos queremos estar a la última con nuestros smartphones de última generación, y nuestra forma de vestir y las cosas que tenemos definen al resto del mundo nuestros gustos y manera de ser.
Retomando un poco el principio de este comentario, al hilo de esto, aquella noche en un bar del centro de Madrid me di cuenta que todos los que estaban allí eran iguales, y cuando digo iguales quiero decir misma ropa, peinado y postura, bueno todos no, porque mis amigas y yo no llevábamos barba.
Fresita, tiene la buena o mala costumbre de seguirle el rollo a su amiga Eva la Hierbabuena cuando tiene grandes ideas o teorías, y ésta era una de ellas. Llegamos a la conclusión, de que hoy, cualquiera puede ser guapo. la preocupación por nuestra imagen y por gustar a los demás, hace que dediquemos el 50 % de nuestro tiempo y de nuestro sueldo, a mejorar nuestra imagen. Hoy visitamos a nuestro peluquero (o estilista, que queda mucho más molón) una vez al mes, matamos por llevar ropa original que nadie más pueda llevar, los gimnasios están más llenos que el metro en hora punta, compramos sin parar bonos de 'groupon' para sesiones de cavitación, depilación, relajación y otras terapias del montón...
Los chicos se dejan barba, greñas en el pelo, gafas de pasta, camisas de cuadros, vaqueros una talla más grande y rotos, eso sí cuestan más de cien euros, pero están rotos, camisas de cuadro cual leñador de las más bastas montañas, y casi todos iban una chica monísima con un corte moderno y con gafas de pasta.
Ante este panorama, la noche de marras nos dijimos ¿Por qué no hacemos lo mismo? ¿Por qué nosotras no intentamos dejar de ser los patitos feos de una vez? ¿Acaso no tenemos derecho al amor? ¿No necesitamos sentirnos deseadas noche si, y noche también? ¿No sentimos la necesidad de experimentar que se siente cuando tienes que ir apartando a los moscones?
Pues os diremos que si¡¡¡ tenemos derecho a todo eso y más! Así que hemos empezado nuestra propia 'revolución de los feos' con una dieta sana y un poco de ejercicio...¿Cuánto nos durará la bobada? Qué sabe nadie....





Y lo mejor de todo, es que todos nuestros amigos piensan que esto es un libro....que lo sérá un día de estos, no muy lejano. Mientras tanto os contaremos nuestras cosas de feos y feas....cómo decia aquella gran serie de tv....hasta mañana feonautas.






Besos y abrazos.










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